Uf... menuda semana hemos tenido, nena. No he parado. Citas con
amigas, compras, visitas, una clase de canto, largos paseos con el
carricoche y varios intentos frustrados de hacer la maleta. Que ya es el 23 de diciembre, increíble pero cierto. ¡Ya
es Navidad! Llevo meses esperando a que llegue este momento porque
resulta que nos vamos a Torrevieja a pasar las Navidades y fin de año
con tus abuelos. También tengo amigos a los que tengo muchas ganas de
ver, sitios a los que quiero ir, platos que quiero comer... como siempre
tengo unas ganas locas de volver a mi segunda tierra. Esta vez además
será muy especial, ¡mi ranita va a ver el sol de España y respirar el aire salado de Torrevieja por primera vez!
No
entiendo cómo puede pasar el tiempo tan rápido, de verdad que no. Antes
de tenerte un día me bastaba y me sobraba para hacer cosas tipo lo
arriba mencionado. Hasta me sobraba tiempo para una siesta. Ahora apenas
logro lavarme el pelo una vez a la semana. Y hablando de pelos, voy a
lavarme el pelo YA. Que tendré fofa la barriga, ojeras en la cara y las
uñas mal cuidadas, vale, pero no pienso montarme en ese avión con
el pelo todo grasiento y horroroso. Menos mal que eres una dormilona,
Julia. Hace media hora te has quedado frita en el capazo y dormirás
hasta que te despierte a las doce y media. Claro que dejaré la puerta
del baño entreabierta, por si acaso. Dulces sueños, esa ducha me espera.
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