viernes, 23 de diciembre de 2011

Nos vamooos

Uf... menuda semana hemos tenido, nena. No he parado. Citas con amigas, compras, visitas, una clase de canto, largos paseos con el carricoche y varios intentos frustrados de hacer la maleta. Que ya es el 23 de diciembre, increíble pero cierto. ¡Ya es Navidad! Llevo meses esperando a que llegue este momento porque resulta que nos vamos a Torrevieja a pasar las Navidades y fin de año con tus abuelos. También tengo amigos a los que tengo muchas ganas de ver, sitios a los que quiero ir, platos que quiero comer... como siempre tengo unas ganas locas de volver a mi segunda tierra. Esta vez además será muy especial, ¡mi ranita va a ver el sol de España y respirar el aire salado de Torrevieja por primera vez!

No entiendo cómo puede pasar el tiempo tan rápido, de verdad que no. Antes de tenerte un día me bastaba y me sobraba para hacer cosas tipo lo arriba mencionado. Hasta me sobraba tiempo para una siesta. Ahora apenas logro lavarme el pelo una vez a la semana. Y hablando de pelos, voy a lavarme el pelo YA. Que tendré fofa la barriga, ojeras en la cara y las uñas mal cuidadas, vale, pero no pienso montarme en ese avión con el pelo todo grasiento y horroroso. Menos mal que eres una dormilona, Julia. Hace media hora te has quedado frita en el capazo y dormirás hasta que te despierte a las doce y media. Claro que dejaré la puerta del baño entreabierta, por si acaso. Dulces sueños, esa ducha me espera.

jueves, 15 de diciembre de 2011

El nombre del blog

Son las siete y cuarto de la tarde y mi bichito está durmiendo en su capazo. El papá está preparando la cena y la mamá escribiendo una entrada del blog, reclinada en el sofá. ¡Que viva el iPad! (Vivaaa)

Te voy a contar a qué viene el nombre del blog. Vengo queriendo hacerlo desde que empezé a escribir, pero entre una cosa y la otra no ha dado tiempo. Pues bien, resulta que son las primeras palabras de una rima cantada que me inventé yo toda solita cuando tenías día y medio. Habías empezado a tomar el pecho pero todavía no dominabas demasiado bien la técnica y nos pasábamos largos ratos dale que te pego, primero con una teta y luego la otra. Como sé que soy una despistada y que se me va a olvidar la rima para cuando cumplas los dieciocho, ocasión en la que como madre tendré el deber de humillarte públicamente, aquí te la pongo:

Rana ranita
abre la boquita
ven a mi vera
que mi leche es de primera
cierra los ojos
háblame en sueños
mañana te llevo
a pasear
pum pim pam
a pasear.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

El primer susto

Madre mía del amor hermoso nena, menudo susto nos llevamos ayer tú y yo. Recién llegadas a casa después de dar un paseo a la Citymarket (un hipermercado tipo Carrefour), tú medio dormida en el capazo y yo con un hambre de loba y ganas histéricas de mear. Quise levantar el capazo y meterlo en el dormitorio para que continuaras con la siesta cuando ¡patapum!, una de las asas se me escapa de la mano, el capazo se vuelca y tú sales rodando como una morcilla y acabas boca abajo sobre la alfombra de esparto. Creo que estuviste en el suelo un total de 0,2 segundos, que con el susto tan fuerte me lanzé sobre tí cual ave de rapiña y te acurruqué en mis brazos como si jamás te volviera a soltar, pero claro, tú también te asustaste por el movimiento tan brusco y el pequeño golpe contra la áspera superficie de la alfombra. Ay mi vida lo que me costó tranquilizarte y convencerte de que estaba todo bien. Lógico, a ver a quién le hace gracia pasar de estar calentita y a gustito debajo de la manta a de repente, sin comerlo ni beberlo, encontrarse boca abajo en el suelo sin saber a qué viene la cosa. Encima el contacto con el esparto de la alfombra te dejó unos rasguños en la frente y en la punta de la nariz, pobrecilla mía. Pues hala, ahí está mi castigo por torpe y por manazas: ya no va a ser tan fácil sacarte la obligada foto navideña para enviar a todos los que estuvieron en tu bautizo. Que por mucho que sean vísperas de Navidad no es plan que todos te vean con la nariz de color rojo vivo, como el Reno Rudolf. A lo mejor si la hacemos a media luz...

martes, 13 de diciembre de 2011

Miss musculitos

Ayer cumpliste dos meses, Julia. Increíble pero cierto, mi nena ya no está recién nacida. Joer, lo digo como si estuvieras a las puertas de la pubertad, que dos meses tampoco son gran cosa pero ya ves que el orgullo materno no conoce límite. Ya pesas unos cinco kilos y medio y mides unos cincuenta y seis centímetros, si no me acuerdo mal. Yo con esto de las medidas soy un poco despistada pero da igual, lo que cuenta es que cada vez que vamos a centro de salud te ponen por los cielos: que si creces bien, que si tienes buen color, que si buenos reflejos, que si mirada despierta... para qué escatimar palabras, eres un prodigio de bebé. Tienes el cuerpo bastante esbelto pero ya tienes una fuerza impresionante en las piernas y en la nuca. Cuando estás boca abajo levantas la cabeza como si no hubieras hecho otra cosa que ejercicios de espalda en el vientre. A estas alturas me has oído decir "campeona, que eres una campeonaaa" unas seiscientas veces. ¡Pero es que es verdad! Yo si tuviera que entrenar mi cuerpo y mis sentidos al ritmo y con la intensidad que lo haces tú no duraría dos días. Qué digo dos días, dos minutos ya serían demasiado. ¡Monstrua!

Tu primera risa

Escribo esto mientras estás durmiendo la segunda siesta del día, Julia. Mañana hará una semana desde que te reíste por primera vez de manera totalmente consciente, ¡no veas qué alegría me diste! Fue el mejor momento de toda la semana, o puede que de todo el mes. Yo te estaba haciendo caritas y ruiditos diversos que a mí me parecían de lo más graciosos, vamos, haciendo el imbécil como sólo saben hacerlo los adultos cuando tienen a un bebé delante, y de repente y sin aviso vas y sueltas una risita absolutamente deliciosa. Desde entonces no paro con las muecas pero todavía no he conseguido que repitas la hazaña. No veas cómo lo estoy deseando, ¡hay que ver qué guapa eres cuando te ríes!

lunes, 12 de diciembre de 2011

Con acento de Madriz

Hola Julia, nenica presiosa. Tu madre aquí presente todavía lucha por conservar su acento de la Vega Baja a pesar de haber visto tantos episodios de Cuéntame cómo pasó que su castellano cada día resembla más el de Ana Duato. Eso sí, le estoy súperagradecida a la televisión nacional finlandesa por echar una serie de calidad en español. Es más, no me importa pagar la exorbitante tasa anual por la tele pública si a cambio ofrecen una programación tan entretenida y profesionalmente hecha como ésta en español. No como la basura que nos metió uno de los canales privados hará unos años, una telenovela de lo más cutre. A ver a quién se le ocurre echar una telenovela venezolana de veinte duros en un canal finlandés a las cinco de la tarde. Se llamaba Mi Gorda Bella e iba de que una chica está gorda, luego adelgaza, luego se disfraza de gorda y al final está delgada otra vez y se casa con el chico rico y guapo del que ha estado enamorada desde el primer episodio. Menuda porquería. Aunque para qué disimular, al final dió igual la calidad y me quedé enganchada en una semana. Qué quieres que te diga, las telenovelas son mi vicio secreto.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Una tarde de domingo

Es domingo por la tarde y tu padre y yo acabamos de dar un largo paseo con el carricoche. Hemos venido a pasar el fin de semana a Houtskär, la isla donde viven mis suegros, osea tus abuelos paternos. Si vieras niña cómo están de encantados, vamos, ensimismados, embobaditos contigo. Les tienes envueltos alrededor de tu dedo meñique de por vida, a ellos y a tus abuelos maternos también. Es lo que tiene ser abuelo, puedes querer a tus nietos sin más, sin tener que preocuparte ni pizca por educarlos. Creo que por primera vez estoy viendo con mis propios ojos lo que eso conlleva. En este mundo quien va a tener que negarte cosas para que no seas una mimada soy yo. Genial. Tu padre... no sé yo si le veo capaz. Bueno, lo de tu padre lo digo en broma, claro que es capaz, requetecapaz. De verdad que me ha tocado un papá de primera, las cosas como son.

Pero oye, lo que quiero que sepas es que cada vez que te niego una cosa es por amor. Para que crezcas con ambos pies bien plantaditos en la tierra y para que sepas apreciar las cosas, no darlas por hechas. Y vamos a ver, tampoco es que me vaya a pasar los días diciéndote que no a todo. Al menos eso espero... Jaja, si mi madre lee esto no sé qué va a pensar. "Muchas ideas tienes tú en la cabeza sin saber cómo es de verdad ser madre." Pues es verdad, no lo sé. Dentro de veinte años hablamos.

sábado, 10 de diciembre de 2011

¿?¡!ñÑ

¡He descubierto cómo escribir tildes y la ñ con el iPad! Bieeeeen ya puedo escribir entradas en el sofá, en la cama, en el autobús, en el cine... Anda ya que voy yo mucho al cine últimamente. Pero ya me entendéis. No tengo ninguna intención de saltarme las reglas de ortografía, a ver si no qué va a pensar la nena cuando tenga edad suficiente para leer el blog.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Para Julia

Este blog lo escribo para tí Julia, mi ranita guapa. Dentro de unos días cumplirás dos meses y me doy cuenta de que el tiempo pasa volando. Ya has crecido un montón, la cara te cambia casi de un día para otro y vas haciendo ruiditos nuevos a diario, a cada cual más mono. A ver nena, ¿para qué tanta prisa? Por mí podrías quedarte así de pequeña y monica unos meses más, o medio año, o dos. Te estoy disfrutando como una tonta.

Ahora, dejemos las cosas bien claras: no hago ninguna promesa de escribir todos los días, que las promesas son el verdugo de la inspiración. Yo quiero escribir porque me sale, porque quiero contarte algo o porque necesito desahogarme, o por lo que sea, menos por obligación. Y quiero escribir en castellano, porque es la lengua que he elegido para comunicarme contigo. Esa decisión, la de no hablar mi lengua materna con mi hija porque quiero regalarle el castellano, una lengua que adquirí a la tierna edad de once años, es una decisión de por vida. Y ya está tomada, no hay vuelta atrás. Voy a llevarla adelante lo mejor que pueda y con todos los medios a mi alcance.