miércoles, 25 de enero de 2012

La mejor terapia: tú, princesa

Hola, cuqui. Hoy casi te como viva con lo monica que eres. Que es que tienes unos mofletitos, y unas manitas de mazapán, y esos ojazos color azul oscuro que a veces parecen tener más años que yo... Y por si fuera poco el encanto que ejerces sobre mí, hoy por primera vez te has reído a carcajada limpia cuando te he hecho pedorretas en la barriguita. Así cualquiera sobrevive al duro invierno de Finlandia.


He pensado mucho en si voy a poner fotos en el blog o no. He llegado a la conclusión de que sí, pero sólo de vez en cuando. Aquí tienes una que te muestra jugando en tu nuevo gimnasio.

lunes, 23 de enero de 2012

En blanco

Lunes, día veintitres de enero. Hoy es un día de esos que parece que no se hayan inventado los colores. Todo está cubierto de nieve, pero ya no es una nieve virgen sino que presenta un aspecto un tanto gastado y ensuciado. El cielo es del mismo color, un blanco grisáceo que quita las ganas de sonreír y, lo que es peor, de salir. Para ponerse el abrigo y las botas y asomar la nariz por la puerta hay que poner empeño y hacerlo por pura obligación, que se sabe muy bien que a la larga no es nada saludable andar todo el día por casa arrastrando el polvo. Además me he dado cuenta de que no tengo planes para quedar con nadie en toda la semana. Malo, malo. Ale, a espabilarse y a por el teléfono.

Lo primero, voy a apuntarme a un grupo de gimnasia para mamás y bebés que dan los jueves a las diez de la mañana en Arbis (lo he googleado y la traducción al español es algo así como "instituto municipal de educación de adultos"). También me he apuntado a un grupo de rítmica para bebés que comienza el mes que viene y que también es a las diez de la mañana, pero los viernes. Además habría que apuntarse a natación para bebés y padres los sábados por la mañana. Uf, ya me estoy estresando. Mejor nos lo tomamos con calma, ¿eh?

domingo, 15 de enero de 2012

Qué sorpresa

Ja, ya sabía yo que esto de ser una mamá bloguera iba a ser un desafío. Me paso los días pensando siempre lo mismo: "leches, esto lo tengo que poner en el blog", pero a ver quién encuentra tiempo para sentarse a escribir teniendo un bebé de tres meses, una casa perpetuamente desordenada y un constipado que parece que no me lo quita ni Dios.

Pero ha sucedido, ¡me he sentado al ordenador! Ahora a ver qué tema elijo, a qué anécdota preciada dedico estos minutos tan valiosos... que ya se me están escapando escribiendo necedades sobre qué tema voy a elegir. Anda ya, cómo se nota que lo que debería hacer es meterme a la cama. Pero no, no me voy a rendir.

Porque resulta que ha ocurrido algo totalmente inesperado: te han salido los primeros dientes, Julia. Los primeros dientecillos, a los tres meses de edad. Nos hemos quedado boquiabiertos, nena. Ha sido tu padre el que los ha visto primero, y yo pensé que se había equivocado. Vamos, estuve por decirle que no cariño, eso es que las encías las tiene muy marcadas y casi parecen dientes, pero que para eso todavia falta mucho. Luego te metí la punta del dedo índice en la boca y tuve que darle la razón. ¡Dos minúsculas puntitas de diente en la mandíbula inferior! Cuando lo he comentado por el Facebook, una amiga mía me ha contado que a su hija de nueve meses todavía no le han salido. Si es que eres un prodigio de niña, ya lo he dicho yo. A ver cuál va a ser la siguiente sorpresa...

miércoles, 4 de enero de 2012

Supernena

Bueno bueno, nenica, quién te ha visto y quién te ve. Al llegar a España a casa de tus abuelos maternos hace semana y media apenas habías comenzado a fijar bien la vista y a mantener un contacto visual algo más prolongado, y justo por aquellas fechas habías comenzado a chuparte las manos. Es decir, habías empezado a estudiar el mundo que te rodea un poco más a fondo, a fijarte en las caras de la gente haciéndote payasadas variopintas y a familiarizarte con dos extremidades tremendamente complicadas de controlar pero de suma importancia para futuras faenas. Y nosotros tus papás, claro, embobaditos y orgullosísimos. Pues desde entonces no has parado. Has aprendido a agarrar cosas con las manos, vas por buen camino de controlar el movimiento de tus brazos y el otro día estado tendida en el suelo boca arriba, ¡te volviste tú sola de costado! Por no hablar de lo mucho que estás utilizando la voz y la boca para expresarte, haciendo sonidos cada vez más graciosos y casi inteligibles. ¡Prodigio de niña!

Jajaja, antes de ser madre no conseguía entender a aquellas de mis amigas mamás que a cada tontería  se empeñan en informarnos por el Facebook de que su hijo Fulanito de tal ya sonríe (¿y si sólo son gases?) o de que su hija Menganita de cual ya agarra la cuchara ella toda solita. Ya digo, antes. Ahora no sólo las entiendo perfectamente sino que tengo ganas de mandarles a todas el enlace a este blog para que se enteren de tus hazañas. Lástima que no creo que el Traductor de Google me haga justicia.