domingo, 10 de marzo de 2013

Marzo marzuelo, un día malo y otro bueno

Ha llegado el domingo de nuevo, tan soleado como el anterior. Entre domingos hemos tenido de todo: nieve, granizo, aguanieve, nublado, soleado... ¡Pero viva la bendita luz del mes de marzo! El sol no sólo esta tibio sino que calienta de verdad, y los mantos de nieve poco a poco se deshacen en manchas cada vez más grandes de tierra parda y asfalto. ¡Así da gusto! O daria gusto, si estuvieramos en condiciones de salir de casa. Pero mi Juliatertulia está malita y con fiebre, y el papá también está pachuchillo. A tu mamá le toca armarse de paciencia y cariño... Menos mal que la peor calentura ya se te ha bajado.

Ayer te quedaste dormida en mis brazos una hora antes de la hora normal de acostarse, y dormiste catorce horas y media seguidas. Ni que decir tiene que a tu papá y a mí no nos importó nada quedarnos un domingo por la mañana remoloneando en la cama hasta las tantas...  ¡que en nuestro caso, las ocho y media de verdad que son las tantas! Normalmente nos levantamos a las siete en punto todos los días, toditos. La única excepción es que los fines de semana tu papá y yo nos turnamos en dejar al otro quedarse en la cama un rato más, para descansar y recobrar energías. Ayer le tocaba a tu padre el lujo, osea que tú y yo nos tomamos el desayuno en la cocina y vimos un capítulo de la Abeja Maya juntas. Al notar que ya eran las ocho y media quise ir a despertarle pero tú, que no querías que se acabara el lujo de estar sola con mamá, negaste con la cabeza y llevaste el dedito índice a los labios haciendo "sshhh". Anda qué rápido aprendes todos mis gestos, jijiji.

Aquí vemos a la señorita Gräsbeck de paseo el domingo pasado, estrenando sus gafas de sol (compradas en Torrevieja hace un año y perdidas en el cajón hasta ahora porque no había quien lograra que te las dejaras puestas).

Pacha, colega. 

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