De hoy, voy a contar una escenita de las domésticas y entrañables: Mediodía de sábado, unos momentos antes de comer. Estamos jugando con tus trenecitos de ésos de Brio. Le das a uno de los botones de la locomotora y ésta se pone en marcha, emitiendo bufidos, traqueteos y silbatos típicos. Menuda sorpresa, ni yo me había dado cuenta de que la locomotora funciona con pilas. Genial, oye. A tí la locomotora que va sola te hace una ilusión tremenda, vamos, se te ilumina toda la cara y se te alborota todo el cuerpo. De un momento a otro parece que te van a salir alas y que vas a remontar en vuelo, alegría de mi vida. Te pones a correr de aquí para allá y cantas "¡ten cuchucú, cuchucú, cuchucú, tooo ía!" Jaja, enseguida reconozco la canción y me uno a tí: "El tren del abuelo hace chu-cu-chú, chu-cu-chú, chu-cu-chú, todo el día. ¡De Pepa Pig! La segunda estrofa: "ditos boing boing boing, too ía". Osea: "Los cerditos en el tren hacen oink, oink, oink, todo el día". Tu papá y yo nos partimos de la risa, qué bueno.
Tienes unas cosas, de verdad. A cada rato nos haces sonreír con tus ocurrencias, y más de una vez llegamos a la carcajada abierta. Cielo, tesoro, peaso pan, amor de mi alma.
Venga, aquí van unas fotos:
Cumpleañeraaa |
Un bonito paseo otoñal... |
...que acabó en siesta improvisada (la normal no la quisiste dormir). |